Generalizando, la tristeza, lo negativo tiene grandes puertas a nuestro interior. A lo positivo, a la alegría solo se le permite pequeñas rendijas para que entre en nosotros.
No es fácil. Una alegría, un paseo, no da de comer y una falta de ingresos, una enfermedad, nos impide apreciar lo bueno rutinario.
Deberíamos mantener una mínima apertura de lo positivo, una garantía de que por muy mal que vayan las cosas, damos oportunidad a que lo positivo entre. Se entran en dinámicas muy complicadas, cuando las cosas van mal, aparecen mas situaciones que las complican y la apertura a lo positivo se cierra todavía más.
Poco apreciamos las cosas habituales, grandes lujos para quien no puede realizarlas. Pregúntale a alguien que no puede pasear, lo que daría por hacer recados que tu no tienes ganas de hacer. Pregúntale a quien no tiene amor, lo que opina de tus innecesarias discusiones con tu pareja. Pregúntale a quien no tiene trabajo lo que siente cuando te quejas del tuyo. Pregúntale a una persona inválida lo que daría por bajar las escaleras y salir aún en el día más tempestuoso. Pregúntale a quien tiene lo justo para comer lo que piensa de tu tristeza por no poder salir a cenar fuera como hacías ante. Pregúntale a alguna persona maltratada lo que significa un abrazo sincero, un sólo apoyo...
Lo que se puede hacer de forma habitual y es fundamental como ver, andar, correr, comer, reír, hablar, confiar, sentir, respirar, … … pierde importancia, se da por hecho y deja de valorarse. Pero cuando falta una de esas cosas, todo se viene abajo, la infelicidad entra fuerte (normal).
Los que han perdido algo de eso alguna vez, son conscientes de su valor, y si lo recuperan, lo aprecian mucho más de lo que lo apreciaban.
Es habitual ver casos de personas que tienen trabajo, casa, salud, familia … y son infelices por cualquier razón más o menos accesoria, sus puertas a lo negativo son enormes y a lo positivo muy pequeñas. Es menos habitual y admirable ver personas, sin trabajo, sin casa, pero que aprecian cualquier pequeño detalle para alimentar su felicidad, sus puertas a lo positivo son grandes.
Es bueno auto analizarse, dejando de lado la auto compasión y visualizar como son nuestras puertas de entrada de lo positivo y lo negativo. A partir de ahí, todos, (pues todos tenemos que corregir siempre) tenemos que tener el valor de actuar en consecuencia.
Feliz lunes.
Manuel
Gracias por recordarnos donde esta el norte.
ResponderEliminarsi maestro...GRACIAS...a mi me ha caido del cielo tu comentario...especialmente hoy nrcesita que me lo recordaran....MUCHAS GRACIAS
ResponderEliminarMuchas gracias maestro!!
ResponderEliminarValorar lo que la vida nos da por poco que sea, valorar ese trabajo del que nos quejamos porque quizás algún día cuando nos falte nos daremos cuenta que no era tan malo, valorar más lo que llamamos cosas habituales y sobre todo valorar más a las personas que tenemos cerca no esperar que nos falten para darnos cuenta de lo poco que supimos apreciar su presencia, gran lección para aprender todos.Gracias,saludos
ResponderEliminarTotalmente de Acuerdo! Valorar esas grandes cosas que hacemos cada día sin darnos cuenta. Sí, es cierto que cuando no has tenido alguna, luego lo aprecias mucho más! Confiar y alimentar lo positivo, una misión a cumplir cada día!
ResponderEliminarMuchas Gracias, Manuel!
Un Abrazo!
Lydia!