Pequeñas decisiones, pequeñas correas que van atando a una situación, provocando que el presente no sea evolutivo, sino estancado. Pequeñas decisiones que frenan.
Saber decir no, saber decir si. Saber mirar a los ojos, saber apartar la mirada. Saber acercarse a alguien, saber alejarse a alguien. Saber confiar, saber desconfiar. Saber arriesgarse, saber ser cauto. Saber aconsejar, saber ser aconsejado. Saber apostar por algo, saber retirarse a tiempo.
No ayuda a tomar esas decisiones vivir momentos de bloqueo y angustia. Las decisiones tomadas con el aura limpia, sin interferencias energéticas y físicas, son decisiones con muchas más posibilidades de ser acertadas que las que se toman obligadas por situaciones, por personas o energías.
Las decisiones diarias, las automáticas, deben ser coherentes. No es lógico hablar de caridad y pasar por el lado de alguien que pide para comer y no ofrecerle. No es coherente hablar de libertad y apoyar ideológicamente a quien reprime. No es de recibo pedir ayuda y negarla a los demás o exigirla sin más.
Leí una estadística que decía que muchas donaciones para investigación sobre el cáncer se producían cuando uno mismo o alguien cercano lo padecía. Es un ejemplo de despertar de la coherencia.
Unifica tu forma de pensar con tus actos y lograrás una coherencia, un equilibrio que ayudará a liberarte de correas que te impiden evolucionar.
Feliz lunes, feliz semana.
Manuel
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