¿Para qué he venido a éste mundo?, ¿Cual es mi fin en ésta vida?, ¿Que capacidades tengo?... Preguntas como éstas me son planteadas casi a diario. Hay indicios de respuestas, hay pistas muchas veces, pero reconozco que intento contestar lo mínimo sobre ello.
Un maestro lo es porque tiene algo que enseñar. A través de sus vivencias, de sus experiencias, ofrece métodos para que otros lleguen antes al autoconocimiento.
Pero un maestro no tiene que ser quien guíe tus pasos uno a uno. Un maestro tal como yo lo tengo concebido, no debe tener discípulos y seguidores a quienes rectifique y encauce en un camino estrecho.
Uno de mis fines es intentar ayudar para que cada uno sea su propio maestro. Siempre abierto a más conocimientos, siempre consciente de lo maravillosa individualidad que disfrutamos.
Tu eres como eres, eres única y debes estar orgullosa de serlo. Eres diferente y debes aceptarlo como un regalo de la vida, del universo. Nadie debe guiar tus pasos uno a uno, pues si un maestro guía los pasos uno a uno de sus seguidores, lo único que hace es crear clones. Muchos grupos sectarios empiezan de esa forma.
Debes ser orgullosamente diferente, tomar las riendas de tu vida. Es fácil caer en la tentación de seguir a alguien con tanta fe ciega, que hasta crees que va a resolver todos tus problemas. Tú, al convertirte en tu propio maestro, en tu propia maestra, sabrás afrontar lo que te depare la vida con mayor garantía de éxito.
Siente el orgullo de ser única.
Feliz jueves.
Manuel
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