El presente es duro a veces, cruel, otras, pero es el bien más real y efímero que tenemos, Nos regalan continuamente otro segundo más, otro minuto. En nuestra mano está gestionarlo.
La obsesión por el futuro "mejor" o idealizado es la mayor lacra de un presente feliz. Es bonito y necesario tener metas y desear un futuro mejor para los nuestros y para uno mismo. Pero cuando ese futuro idealizado se convierte en obsesión, el presente se convierte en un peso difícil de llevar, saboteando curiosamente ese futuro.
El presente, apreciarlo, por duro que sea, alimenta nuestro futuro. Si la alimentación es de tristeza, de rabia, el futuro ideal se resiente. Puedes pasar un mal presente, sin duda, incluso terrible si hay enfermedades o fallecimientos de seres queridos. Pero si no es ese tu caso, si tu presente lo envidiarían millones y millones de personas en el mundo y no lo aprecias, hipotecas tu futuro ideal. Ese futuro se ha convertido en obsesión.
Aunque estés pasando una situación económica mala, seguro que puedes pasear y respirar y agradecer a la vida ese placer. Si te falta el amor, seguro que puedes sentarte un atardecer con amigos o sola en una terraza disfrutando el aroma de un té. Si tu salud no es buena, quizás puedas encontrar alegría el ver a tus seres queridos y reír con ellos. No es fácil desde luego, pero no ayuda el dejar de vivir el presente.
Si aprecias el presente, te llenaras de una paz que ayudará a conseguir tus objetivos. La paz interior sana.
La vida es lo que te ocurre ahora, no lo que planeas que ocurra.
Feliz viernes, feliz fin de semana, feliz presente.
Manuel
No hay comentarios:
Publicar un comentario