Meditar nos ayuda a conectar con nosotros mismos, a generar un espacio interior donde podemos descansar de toda la actividad diaria, reponer fuerzas y evolucionar.
Cuando estamos en este estado de tranquilidad la vida se ve con más optimismo, tengamos los problemas que tengamos. Los problemas no desaparecen, pero si nuestra forma de sentirlos y afrontarlos.
Pero meditar cuando estamos en la vida diaria no es siempre fácil. En muchas ocasiones la mente no se tranquiliza tan fácilmente. Son muchos los problemas que vamos arrastrando cada día. Enfados, cosas que no fluyen, sensaciones que no nos ayudan a estar en paz con el entorno y sentirnos en paz con nosotros mismos.
Existen numerosas técnicas para meditar y cada uno puede encontrar la que mejor conecte con su forma de ser. En todas ellas podemos ayudarnos con elementos externos. Un paseo por la naturaleza, una actividad que nos distraiga la mente de los pensamientos incesantes. El arte en sus más diversas formas, contemplar la belleza. Meditar se puede practicar de muchas formas.
Prender una vela es una forma de meditar en sí misma sencilla y potente, y también puede potenciar de modo increíble cualquier método de meditación que estemos utilizando.
La llama de la vela en sí misma es bella, pero además nos permite ensimismarnos con su forma, luz y movimiento. Mirando la vela entramos en un estado de relajación y paz. Si la vela es natural y contiene esencias aromáticas, su efecto se multiplica, por los efectos del perfume que desprende; nos arropa y nos ayuda a sentirnos más tranquilos. Y en este estado de tranquilidad se puede afrontar mejor cualquier situación presente o cualquier reto futuro. Se aclara la mente, se despeja el camino y las dudas se desvanecen. En este estado, podemos pedir mejor, pues sabremos lo que es mejor para nosotros y no solo eso, en el momento que pidamos lo haremos con mucha más fuerza e intensidad.
¡Feliz día de meditación!
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