VIAJE AL INTERIOR DE UN MALIGNO

Lo que describo es desagradable. Si estás sensible, quizás es mejor que lo leas en otro momento.

Experimenté el llevar mis energías al interior de una de esas personas. Quería ver que sensaciones experimenta con sus actos, las razones, porqué ese placer que sienten en manipular hacia el mal a los demás. Lo hice con la intención de conocer para poder defender a los que son atacados por ese tipo de personas. Lo hice con la intención de liberar inocentes.

El primer paso fue acercarse a su aura, su primera defensa. Los malignos peligrosos son los que en apariencia son gente positiva. Intentan cautivar con sus energías a sus víctimas para manipularlas. Por ello su aura se distingue fácilmente si se logra traspasar la primera capa. El exterior de su aura es lo que denomino aura falsa o aura espejo. Una fina capa de luz que puede ser lograda por su propio trabajo o por reflejar el aura de quien se acerca. Es el cebo para atraer a las víctimas.

Debajo de esa capa falsa de luz, aparecen las energías reales de esa persona. Ya ahí mis energías empezaron a sufrir. La sensación era la de bañarse en una capa espesa y ponzoñosa de brea. Energías pegajosas y envolventes. Recordé a las palabras de Dante en su libro, La Divina Comedia, canto primero (el infierno):

"¡Ah! ¡Cuán penoso es referir lo horrible e intransitable de aquella cerrada selva, y recordar el pavor que puso en mi pensamiento! No es de seguro mucho más penoso el recuerdo de la muerte."

Esa es la sensación. Estar en en infierno. Los malignos, las malignas, están acostumbrados a vivir en energías infernales. Son su medio y están enganchados y orgullosos de ello.

La capa de aura oscura delató mucho de esa persona. El odio rezuma por todas partes. La envidia, los celos, las obsesiones, los complejos y depravaciones. Los deseos negativos que en pocas mentes caben. El ego lo baña todo. Se auto alaba, solo está el, nada más ni nadie más que el. En esa capa negra de aura hay atrapadas cientos de energías de personas buenas, sus manipulados, sus afectados, sus víctimas. Mientras las energías de sus víctimas estén ahí, no estarán liberadas de sus garras. El maligno establece un puente energético negativo con sus víctimas para lanzar sus fétidas negatividades y mantenerlos en su órbita.

Quiero ver sus chakras, como canalizan esa energía. Para ello traspaso la capa negra de aura y llego a su interior, a lo que debería de ser los aledaños de su espíritu. Si los chakras en una persona normal, son aperturas bellas, luminosas, representadas como bellas flores, los de esta persona están acorde a su aura. Veo sumideros sucios. Un olor a descomposición, a putrefacción me anticipan lo que encontraré al llegar a su espíritu y su alma.  La energía que canalizan es la de sus víctimas, la de sus enganchados seguidores. No canaliza directamente de las energías universales, de la naturaleza... Les roba la energía. Ellos, los enganchados, tratan de canalizar más y mejor para ponerse bien y lo único que consiguen es alimentar más y más a la bestia. Sus tentáculos roban constantemente su energía. Por ello canalizan muchísima energía pero, al traspasar su aura negra, cambia la polaridad de las energías volviéndose negativas. Esas energías negativas alimentan sin cesar a su espíritu y alma. Creí que ese era el momento más desagradable de mi "viaje" pero lo que me esperaba no quedaba atrás.

Mis energías quieren traspasar sus chakras y ver su esencia última. Su espíritu, su alma. Así lo hago. Me centro en su chakra del corazón y me dejo llevar por esa corriente de energías contaminadas que son absorbidas por ese maloliente sumidero. Voy a conocer realmente a esa persona.

La sensación es la de adentrarse en una caverna sucia, viscosa y angosta. Me recuerda las imágenes de un intestino enfermo. Todo lo que rodea es blando, pegajoso y maloliente. Reconozco que en ese momento sentí tentaciones de abandonar, dejar de sufrir, pero recordé el trabajo de mis buenos amigos y maestros que tanto han trabajado en mi para que yo pueda ir tranquilo y protegido y poder sacar a la luz esta experiencia. La caverna de golpe se hizo más grande y, como camuflada en esas paredes, difícilmente distinguible, me encontré con su esencia. Me llamó la atención su color. Un tono rosado claro  brillante, como eternamente húmedo. Su deformidad recuerda a un caso extremo de obesidad mórbida. Insaciable se alimenta constantemente de las energías filtradas convertidas en negativas y las rezuma por sus poros abiertos que parece que sangren fluidos viscosos. Esa es su esencia. Estaba delante de su ser, de su alma. Un monstruo necesitado de infinitas energías que engulle sin parar convirtiendo en negativo todo lo que atrae. Maldad concentrada con el único fin de alimentarse. Ego mórbido, infinito. Me llamó la atención que es un alma ciega, acostumbrada a la oscuridad. Como si un parásito se hubiera adueñado de el, pero no era así. El parasito es el mismo, es su esencia. 

Las fuerzas me fallaban y tuve que volver. Mi capa de protección seguía intacta pero el tiempo transcurrido se estaba haciendo eterno. Notaba las energías de mis compañeros que me daban aire. Notaba sus energías gritándome que saliera de ahí.  Así lo hice.

Solo quedaba una misión más, liberar el máximo de personas posible de sus garras, de su aura negra. Ninguna de esas energías está ahí por propia decisión. sino que están cazadas con malas artes. En su aura quiero romper las máximas cuerdas y puentes que atan a inocentes antes de que me fallen mis fuerzas. Así lo hago. Mucho que hacer y poco tiempo puedo aguantar. Sensación de haberme sumergido en el agua sin poder respirar y desesperadamente liberar lo más posible. Corto tres, cinco,  diez, quizás treinta o cuarenta anclas que les amarran a el. 

No recuerdo nada más. Solo despertar en una cama, completamente exhausto y rodeado de mis dos queridos amigos y maestros. Ellos, al ver que perdía toda consciencia, me liberaron y sacaron mis energías de su aura. 

Ocurrió esto poco antes de mi viaje a Asia. Quizás algunos recordaréis mi poca comunicación y actividad. Valió la pena. A día de hoy, sin que la mayoría de ellos y ellas sean conscientes, se sienten más liberados. Noto como personas que se alejaron de mi en su día, han vuelto. Noto como personas que se alejaron en su día, sienten más paz y tienen ganas de acercarse. Son víctimas, por eso no hay nada que perdonar. Me fundo en un abrazo.

Manuel