Las noches de luna nueva tienen un encanto y energía especial para mi. Su simbología me apasiona. La luna, presente como en su fase más esplendorosa, pero escondida, sin llamar la atención, humilde.
La luna de esta noche me recuerda a tantas personas que hacen tanto sin decir que lo hacen. Personas que día a día se ocupan y preocupan de su familia, de su entorno o que dedican su tiempo, su vida, nada menos que a ayudar en cualquier parte del mundo sin esperar nada a cambio. Personas que realmente aman la vida. Amar la vida es ser coherente y apoyar a los que lo pasan mal.
El ritual de hoy debe ser coherente con esa simbología de humildad. Os propongo un ritual con una petición muy concreta y por supuesto, humilde.
- Enciende una vela. Mira la llama y piensa en tu deseo concreto.
- Escribe en un pequeño papel tu petición, muy concreta. Visualiza esa petición concedida, como te afecta a ti y tu entorno.
- Busca dos o tres pequeñas piedras que sean bonitas y que te cueste incorporarlas al ritual (pues vas a entregarlo a la naturaleza y no las vas a ver más). Es importante hacer ese esfuerzo pues entregas con humildad algo que quieres para ti. Practica el desapego, recibirás mucho más. Cada una de las piedras debes cogerla con tus manos y transmitirle tus deseos.
- Incorpora elementos vegetales, hojitas o semillas que te encuentres por el suelo. Realiza la misma carga, visualiza el deseo concedido.
- Incorpora si lo ves conveniente alguna pequeña moneda, símbolo de la fortuna, no solo en sentido económico, sino en sentido de ser afortunado. Igual que el resto de objetos, cógelas con tus manos y visualiza el deseo concedido.
- Busca una hoja grande o varias para envolver todo el conjunto. Átalo también con algún tipo de hoja alargada que sirva de cuerda. Una vez hecho el paquete con todo lo anterior dentro, vuelve a trabajarlo con tus manos, visualizando tu petición, la felicidad que supone haberla conseguido. Sino encuentras hojas alargadas que te sirvan de cuerda, puedes usar cuerda ecológica, tipo rafia natural.
- Apaga la vela o déjala hasta que se consuma, según tus preferencias. Siempre agradeciendo.
- Durante los días posteriores, entrega el ritual a la naturaleza. Busca un lugar donde entregarlo. El mar. la montaña, el campo. Lánzalo al mar pensando en la petición y agradeciendo o entiérralo en la tierra, o escóndelo entre unos matorrales. Siempre agradeciendo con humildad esa conexión que se va a establecer entre la naturaleza y la petición.
Un ritual trabajado de esta forma, no es solo un ritual, es un ejercicio completo de canalización energética. Toma la costumbre de hacer rituales, tu vida puede cambiar.
Feliz día, feliz luna.
Manuel
Siempre seré la eterna agradecida por tus enseñanzas. Todo lujo de detalles muy bien expresados y mostrados gráficamente. Pondré toda mi atención, mimo y cariño para realizar el mío. Grande mi abrazo amigo!
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