Energías latentes en las ruinas. Experiencia parapsicológico de sensibilidad y mediumnidad.

ATENCION, NO ACONSEJO ESTE EJERCICIO A PERSONAS CON POCA PROTECCIÓN O POCO PREPARADAS.

Las energías latentes en las cosas producen sensaciones a las personas, en mayor o menor medida según su grado de sensibilidad.

Si quieres calibrar hasta que punto eres sensible a las energías, puedes exponerte a ellas a lugares donde sabes con seguridad que las hay. Las edificaciones en ruinas, desde fortalezas medievales, hasta casas, fábricas, hospitales, locales, son ideales para ello. Una edificación despojada de lo que la hace habitable, evidencia muchas de las energías que ha vivido y de quien ha estado allí. Hay energías retenidas en esos lugares que pueden estar aletargadas durante cientos de años y despertar cuando algo les estimula. Esa estimulación son las energías de quien va a visitar el lugar. Si es una visita sin carácter energético (sin ir a buscarlas) es difícil que "despierten" pero si se va en busca de ese contacto, las posibilidades de despertar son enormes.

Aconsejo, aparte de una buena preparación, utilizar protecciones fuertes principalmente a base de turmalinas negras o piritas preparadas para ello. Esas protecciones impedirán que cualquier energía cruce la barrera natural que es nuestra Aura y penetre en nuestro interior.

No es ninguna leyenda que por la noche hayan mas contactos, es una realidad. Durante la noche es más fácil contactar con energías. Muchas de las energías "vivas" del día quedan en un segundo plano y facilitan que las otras energías tengan más facilidad para ser detectadas.

Una visita nocturna a una de esas edificaciones en busca de energías latentes no es un juego, es un ejercicio de investigación a la vez de sensibilidad.

Aconsejo hacerlo siempre acompañado. Llegar al lugar antes de anochecer para conocerlo a la luz del día y una vez reconocido, elegir un punto más o menos central donde establecer la base. En ese punto, y una vez ya de noche, poner velas, sentarse en el suelo (directamente) y prepararse mediante alguna  meditación a unir nuestras energías con las del lugar, con las de esa tierra, esas paredes.

A partir de ese momento formamos parte de ese entorno, podemos sentir las sensaciones que ese lugar retiene. Podemos sentir energías buenas, naturales, favorables, energías que acompañan al lugar de forma positiva. Pero probablemente sintamos mucho más. Sensaciones de energías que allí han habitado, que allí han sufrido, fallecido… Podemos sentir por supuesto las energías de personas que han quedado atrapadas en ese entorno y que no evolucionan. Esas son las energías peligrosas para quien no está preparado, pero son las más buscadas por los parapsicólogos. Las sensaciones, si el lugar las tiene, se suelen disparar, se agolpan en flashes muchas veces inconexos pero que transmiten con mucha intensidad miedos, sufrimientos, recelos, hechos que han marcado su existencia. Son aluviones de mensajes que se sobreponen unos a otros, como si los que los emiten desean explicar con avidez todo lo que llevan dentro. Son los momentos culminantes de mediumnidad. Momentos en que si dejas de conectar es posible que ya no lo puedas volver a hacer ese día, momentos en que se siente miedo por lo que se nota, en que la adrenalina está disparada, pero son los momentos buscados y aguantar el máximo de tiempo posible es equivalente a la sensación de saltar al vacío hasta que el paracaídas se abre.

Al abrir los ojos, al reaccionar, desaparecen todas las energías como si fueran ellas las que sienten miedo. La sesión se puede considerar acabada. Ahora toca transcribir lo vivido pues suele ser parecido a los sueños, al poco tiempo de despertar, se borran de la memoria.

Este tipo de ejercicios hay que hacerlos siempre con personas preparadas que sepan como reaccionar ante cualquier situación. He acompañado alguna vez a personas que han conectado y que no podían desconectar, he sentido en mi cuerpo ataques físicos que incluso han dejado alguna cicatriz y he visto como personas con valentía demostrada se iban corriendo sin importar lo que dejaban atrás. No es un juego. 

Os preguntaréis, si puede ser peligroso, ¿Porque lo haces? Sencillamente por curiosidad, por saber más y así conocer más el funcionamiento de las cosas. A veces sin riesgo no hay conocimiento y esta es una de esas ocasiones.

Feliz miércoles.

Manuel