La cueva natural es quizás la
parte más inquietante del conjunto. Está situada tres o cuatro metros a la
izquierda de la entrada a la estancia mencionada en la parte 2. La sensibilidad
energética es muy difícil que no tenga influencia de lo físico. Lo inquietante
de la cueva, su oscuridad y los murmullos de gotas al caer influyen a la hora
de sentir puramente las energías. Pero no hay que prejuzgar por el aspecto
quizás algo inquietante del lugar. Éste es un buen ejercicio a realizar
aplicable no solo a lugares, sino a personas. Hay que intentar que las
sensaciones físicas no tomen el control sobre lo energético.
Hay en el interior una serie de
balsas, quizás artificiales, donde se acumula el agua que se filtra de la
montaña. Debía ser la provisión de agua para la vida diaria. Al colocar las
manos sobre la piedra húmeda dispuesto a que los chakras “respiren” sensaciones (“Los chakras respiran” Cap. 9 libro “Manual para sentir las
energías”), volví a notar energías
latentes del lugar. Sin duda es el lugar del conjunto donde más energías “residentes”
hay. No noto en ningún momento negatividad alguna, incluso noto cierta alegría
y paz. ¿Os ha pasado alguna vez que
habéis estado en un lugar y pensáis “aquí me gustaría estar siempre”? Pues esa
es la sensación que me han transmitido esas energías. Personas que quizás
huyendo, quizás buscando refugio, un lugar de paz o aislamiento de la sociedad,
tuvieron ese pensamiento y así se ha cumplido. Me alegra que no me noten como un intruso,
sino como alguien que admira lo que ahí se siente. Me senté en el suelo y con
las manos en la tierra, dejé que esa paz me impregnara todavía más. El sonido
de las gotas, sus ondas, eran recibidas en mi principalmente a través de mi
chakra receptor para ese momento y lugar, el chakra corazón. (“Herramientas
para sentir más: chakras sensitivos” Cap. 8 libro “Manual para sentir las
energías”)
Os aconsejo este ejercicio si
tenéis la oportunidad. En casa o en algún lugar, escuchad el sonido que de
placer y dejad que sus ondas (su energía sonora), llegue a vuestra alma. Es una
sensación/meditación muy especial.
Al salir y al despedirme del
lugar, agradecí la cadena de acontecimientos que me han llevado hasta esta
ermita.
Feliz día.
Manuel
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