Levantamos muros para
enfrentarnos al día a día, al trabajo, a la falta de trabajo. Levantamos muros
para no demostrar lo que se siente, por falta de seguridad, por temor a la
incomprensión. Levantamos gruesas paredes para intentar olvidar o demostrar ser
distintos a lo que realmente se es. Levantamos muros por desconfianza, quizás
por haber confiado un día demasiado en alguien y haber sido traicionada.
Se levantan muros consciente o inconscientemente. El peligro viene cuando
ese muro se hace más y más grueso y no se distingue ante quien lo levantas.
Cuando se tienen levantados continuamente, se tiende al aislamiento y al olvido
de quienes somos realmente.
Es importante ser consciente
ante quien debes eliminarlos. Saber quienes son los que están en tu mismo
equipo, tu familia, tus amigos, tu pareja. Muchas veces se deterioran
relaciones entre los más cercanos por tener constantemente levantadas esas
defensas.
¿Cuántas veces por problemas
del trabajo, por los nervios acumulados lo has pagado con los cercanos que no
tienen culpa? ¿Cuántas veces otros han pagado por esos muros defensivos
levantados?
Las que hayan sido, una o mil,
son muchas, demasiadas.
La autocrítica, el
autoanálisis y la capacidad de decir "lo siento" son los mecanismos
que disponemos para discernir entre los muros necesarios (pues muchos lo son) y
el resto.
Es bueno analizar los
acontecimientos que han llevado a alejarse de los queridos. Es bueno para poder
rectificar y aprender a calibrar. Es bueno para ser mejores personas, mas fuertes
y humildes.
Si eres consciente de cuando y
porque levantas esos muros, y eres capaz de desactivarlos cuando lo crees
conveniente, eres sin duda una persona evolucionara y con autocontrol.
Los que están en primera línea
ante el sufrimiento humano, los que trabajan en hospitales, en servicios de
emergencias, los que dan su vida para ayudar a los demás, voluntarios,
misioneros, levantan a la fuerza defensas para ejercer su trabajo sin caer en
la tristeza más profunda ante la desgracia ajena. Ellos saben bien de que
hablo.
A veces pongo como ejemplo a
la Madre Teresa de Calcuta (por ser más conocida). Sus defensas ante las
desgracias eran altísimas (sus muros), pero su dominio ante ellos era
excepcional. Supo trabajar duro pese a las adversidades que veía cada día y no
pagaba ese esfuerzo con los cercanos. Sabía levantar sus defensas y
eliminarlas. Una persona ejemplar, como cientos de miles de anónimas que
también lo consiguen.
Domina tus muros, que no
te dominen a ti.
Feliz tarde de Domingo.
Manuel
Que cierto... Swami! Cuanta gente hay que no sabe ni quien es..., que no saben perdonar, y que todo les va mal, por no haberlo hecho, pues con tanta defensa crean su caparazon, se aislan y aislan a los demás de otros.... Pasa mucho. La gente va a lo suyo, no sabe perdonar, no confian, y quien no confia no es de fiar... GRACIAS MAESTRO!!!!
ResponderEliminarSiento pena si he hecho daño a los más queridos y cercanos por haberme querido proteger... Y espero que no sea tarde... Un abrazo!!
ResponderEliminarNunca es tarde. Un abrazo!
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