Sueños como avisos. El caso de Marta.

Los interpretación de los sueños ya sabemos que es compleja y distinta según las personas y circunstancias.

Los sueños recurrentes en los que te dispones a realizar una acción positiva (un viaje, una relación, volar, flotar, pasear, etc…) y que nunca llegas a realizar, pues siempre hay un impedimento, tienen un significado bastante claro y generalizado. Son una alarma del interior, de tu espíritu, de tu Yo profundo, que indica un bloqueo o que estás atrapada en una situación que no ha permitido realizar lo que tenías pensado en tu vida.

No tiene porque ser causa de frustración, pues en la vida hay que adaptarse a las circunstancias. Pero si que debe servir para reactivar ciertos proyectos y adaptarlos a las posibilidades que el entorno familiar, social o laboral nos permite o para tomar decisiones que hagan salir de una situación insostenible.

EL CASO DE MARTA

Marta S. S. era una mujer maltratada por su pareja. Maltrato emocional Y psicológico. Marta había trabajado en restauración, era una excelente repostera, pero al llegar el primer hijo, dejó el trabajo en principio provisionalmente, para dedicarse a ellos. También se ocupaba de su madre que después de un ictus estaba incapacitada. Su pareja pocas veces le reconoció su esfuerzo. Marta se centró en ellos, en la casa, la comida, los trabajos domésticos, pero nunca abandono su afición, su oficio, realizando cursos y trabajando en jornada reducida en restaurante. 

El desprecio de la pareja hacia ella fue avanzando día a día. No valoraba nada e incluso le recriminaba  que arañara algunas horas a su afición. Marta dejó de cocinar. Su autoestima bajó en picado y su pareja le recriminaba y maltrataba más y mas. Marta no reaccionaba. 

Los sueños empezaron a aparecer, siempre los mismos, una estancia grande con poca luz, bonita pero incómoda, fría, algo sucia y desordenada. Y una puerta, un portón grande que se abre dejando ver lo que hay en el exterior, a veces un precioso prado, otras un paisaje nevado y limpio, incluso la arena de una playa con el mar al fondo. Siempre sensación de alegría, de liberación pero nunca podía cruzar el umbral, sólo admirar la belleza de ese paisaje cambiante. La sensación de ese sueño era ambigua, por una parte positivo, era un placer para ella observar lo que había detrás de esa puerta. Por otra parte de confusión e impotencia, por no poder cruzar el umbral.

Durante años se repitieron y la puerta cada vez se hacía más grande, con un espectáculo cada vez mayor. Marta se dio cuenta que su interior provocaba esos sueños. Fue consciente del mensaje casi diario. Tenía que cruzar ese umbral y disfrutar de lo que la vida ofrece.

Hoy en día Marta es una excelente profesional de la repostería. Forma a cocineros en esa especialidad y trabaja en un restaurante de alta cocina. Marta se separó. Marta creyó en ella de nuevo. 

Marta cruzo por fin ese umbral.