jueves, 25 de octubre de 2018

¿CONVIVES CON UN ESPÍRITU?



Una vez que aceptamos que el alma es una esencia infinita que no desaparece al fallecer nuestro cuerpo físico, debemos aceptar que ese alma pase por procesos antes de seguir su evolución.

Prácticamente todas las religiones aceptan los espíritus, la esencia eterna. Muchas de ellas hablan y aceptan ciertos "accidentes" en ese proceso de retorno al origen de las almas. A  esos "accidentes" me refiero en este artículo.

Me referiré a alma y espíritu como un mismo concepto, pese a diferencias que las religiones les otorgan. 

En el proceso en que un espíritu deja un cuerpo, hay momentos críticos en lo que algo puede fallar. El proceso debería ser limpio (y así suele ser). El alma abandona el cuerpo y es atraída hacia el origen con lo aprendido en la vida. Pero hay veces en que ese proceso natural se interrumpe y ese espíritu se queda en este plano. Las causas pueden ser muchas, pero un denominador común es el arraigo con el mundo físico, con las personas y lugares que se ha relacionado en el viaje que es la vida. En esos casos, cuando el espíritu abandona el cuerpo, puede ser atraído por lo físico, por la casa, por familiares o amigos, pero también, en casos extremos, con cierto resentimiento,  odio, obsesiones,  carga negativa, etc. Ninguno de los casos es bueno, pero evidentemente estos últimos se convierten en auténticas cargas negativas.

Si alguien es capaz de ver la totalidad de los espíritus que hay en este plano, en este mismo momento, vería miles y miles por todas partes. Es lo que hay en verdad, estamos rodeados de ellos. Lo importante es que no se aferren a uno ni a su entorno físico. No suelen hacerlo. Vagan en este plano sin tener prisa ninguna pues el tiempo, en el concepto que lo conocemos, no existe en el mundo espiritual. 

El problema aparece cuando un espíritu se adhiere a las energías de una persona o casa. Ese ente (aunque no sea negativo) se alimenta de las energías y evidentemente quien lo sufre queda resentido.

Para saber si en la casa hay energías retenidas (espíritus no evolucionados), debemos analizar las sensaciones que nos transmite la casa, nuestro estado energético en ella y en muchos casos los sucesos extraños que ocurren en ella.  Al cerrar la puerta de casa, se debe sentir la sensación de paz, de seguridad y bienestar. 

Unas pistas de que algo ocurre pueden ser las siguientes:

  • Aplazar el regreso a casa consciente o inconscientemente.
  • Las personas que conviven en la casa deben tener relaciones dentro de los parámetros normales, discusiones continuadas sin lógica y sensación de estrés ante la presencia de otra persona es mala señal.
  • Si piensas que una suma de hechos pequeños que ocurren en la casa son casuales (aparatos estropeados, objetos que se pierden, averías, roturas...) estás ignorando un posible problema de la casa.
  • Diferentes temperaturas inexplicables en estancias distintas.
  • Sonidos o sensaciones continuadas de que hay alguien más en casa.
  • No descansar o habiendo dormido, levantarse con sensación de agotamiento.
  • Una inexplicable pereza a la hora de arreglar cosas de la casa o realizar las tareas diarias.
  • Dificultad para trabajar o estudiar en la casa (falta de concentración)
  • Dificultad para organizar cualquier acto social o familiar en la casa. Reticencia de los demás a ir a la casa.
  • En casos más graves, interacción de energías con las que habitan la casa hasta notarlas como si fueran físicas.
Para saber si un espíritu está pegado a una persona, unas pistas pueden ser las siguientes:

  • Cambio de vida a peor en poco tiempo y sin razones aparentes.
  • Aislamiento social, notar que amistades y familia están más distantes. Posibles rupturas sentimentales.
  • Rabia y nervios interiores, ansiedad que desemboca en tristezas continuadas y estados pre depresivos. Agresividad.
  • Alteraciones en la salud. Suelen ser varios temas distintos que aparecen e incluso se sobreponen.
  • Toma de decisiones inexplicables y precipitadas.
  • Problemas en el trabajo y en consecuencia económicos.
  • Posible caída en adicciones.
  • Falta de concentración para realizar acciones continuadas.
  • Sensación de que algo dirige tus actos.
  • Maltrato de palabra o hechos a seres queridos y auto maltrato.
  • Descontrol en el gasto.
Evidentemente hay muchas más pistas y también no tienen que cumplirse ni mucho menos todas ellas a la vez..

Tanto en casas como en personas, las soluciones pasan por aumentar el campo energético y la canalización después de una limpieza de ese tipo de energías. El como hacerlo, el enfrentarse a espíritus para que continúen el camino que debieron seguir, es un tema tan delicado que no voy a poner pautas de actuación. Me escandalizo al ver en internet  supuestos métodos caseros para solucionar estos temas.



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