Espíritus en la casa.

Las energías son eternas. La esencia, la energía vital de las personas nunca muere, sufre transformaciones, evoluciona, cambia y, en ocasiones, se estanca en un lugar y no solo deja de evolucionar, sino que quita energías a las casas y a las personas que las habitan.

No es un hecho habitual, pero si tenemos en cuenta que cada día en el mundo, mueren más de 150.000 personas, sólo que una muy pequeña parte de esas energías no evolucionen, el número es muy elevado.

Cuando la energía de una persona que fallece queda estancada en un lugar o en otra persona, se convierte, sin quererlo, en un parásito energético a la vez que deja de seguir su camino. Las consecuencias para la casa y los que la habitan pueden llegar a ser desde leves hasta extremadamente graves. No hay mala intencionalidad en la persona que ha fallecido, a veces es todo lo contrario, el exceso de apego y preocupación puede influir en este accidente energético.

Las casas pueden contener energías antiguas, no solo familiares. Restos de energías de personas que han vivido allí y que llevan en ese lugar incluso cientos de años. Pueden estar aletargadas y nunca notar nada extraño y pueden estar activas y quitar energías provocando daños.

Cuando están activas, interactúan energéticamente con la casa provocando situaciones extrañas, se rompen objetos, caen de las manos sin razón aparente, se estropean, encienden o apagan aparatos, incluso pueden llegar a desaparecer cosas. Las personas (unas más que otras) notan la perdida de energía, incluso durmiendo bien por la noche, se levantan cansadas, sueños extraños en los que pueden aparecer imágenes de lo vivido por el espíritu, notar presencias, incluso verlas, ruidos y en casos más extremos, acercamientos físicos con todas sus consecuencias. Todo ello provoca serios bloqueos que influyen seriamente en la vida normal.

Existen trabajos energéticos negativos (magias negras y santería negativa) que consisten en "enviar" a una casa, familia o persona, la energía de alguien fallecido con impregnación negativa. Son casos especialmente complicados que muchas veces logra el objetivo de romper familias y en consecuencia, sus vidas.

Para tratar los casos de entidades en las casas o en las personas, se deben trabajar las entidades una a una, envolviéndolas de energía suficiente para poder despegarlas de ese lugar y acompañarlas hacia ese "gran imán" donde debería haber llegado si todo hubiera ido con normalidad. Hay que tener un respeto enorme y extremo cuidado en este tipo de trabajos. Nadie, repito, nadie puede acompañar esas entidades a donde deben ir en unos pocos minutos. Casi siempre suelen ser horas de trabajo. El amor y la paciencia, junto con la potencia energética son las herramientas para conseguirlo. Lo más normal es que una persona sola no pueda hacerlo. Las ruedas de energía de mínimo 3 personas son las adecuadas.

Muchas veces se empuja a la entidad en lugar de acompañarla. Un empujón se realiza en pocos minutos, pero es cruel y peligroso. Cruel pues esa entidad sigue sin evolucionar y sencillamente, como una carambola en una mesa de billar, esa energía pasará a otro lugar cercano, dañando a otras personas, muchas veces, familiares. Peligroso por el efecto rebote que es lo más habitual. Un empujón "despierta" a la entidad y la activa, provocando más mal.

Como siempre, cada caso es distinto, único, y no hay una sola solución ni manual para hacerlo. 

No dudéis en consultar privadamente conmigo para dar mi opinión.

Feliz jueves.

Manuel