jueves, 24 de abril de 2014

Somos lo que respiramos, lo que comemos, bebemos y vivimos.




Sin caer en radicalismos de los que huyo, y respetando cualquier posición, pues nadie tiene que creerse en posesión de la verdad e imponer sus ideas, voy a dar mi opinión actual (si, actual, pues las opiniones es sano que cambien con las experiencias de la vida) sobre los hábitos diarios.

Somos lo que respiramos. El aire que nos envuelve, el que respiramos, es el que purifica nuestro organismo, nuestra mente y de rebote nuestro espíritu. Lo que respiramos y como respiramos puede ser causa de salud, enfermedad o desequilibrio energético. Ambientes cargados, poco ventilados no son beneficiosos. Ventilar bien las estancias de la casa, del trabajo. Tener la sana costumbre de airear la habitación antes de ir a dormir, ayuda a mejorar la calidad del descanso. Realizar el ejercicio diario de respirar conscientemente a ser posible en el exterior, mejorará nuestro estado general. No cuesta tanto, aprovechando cualquier desplazamiento a pie, sencillamente pararse en un lugar y hacer unas respiraciones conscientes. Quizás un solo minuto es suficiente. Repítelo las veces que puedas durante el día. Incluso en tu casa, con la ventana abierta. Notarás resultados.

Somos lo que comemos. Todo lo que ingerimos ha tenido vida o ha estado relacionado con la vida. Aunque las energías de cualquier elemento vivo desaparecen de él cuando ya no lo están (evolucionan), pueden quedar restos energéticos en ellos. ¿Que energías pueden quedar impregnadas en un animal que ha estado encerrado y hacinado  junto a otros en jaulas diminutas? Evidentemente restos no positivos nada comparables si la vida de ese animal ha transcurrido con cierta armonía. No entro en si comer carne o no influye en nuestras energías, respeto a quien lo hace y a quien decide no hacerlo. Solo que si se puede elegir, siempre hay que tener en cuenta las procedencias. También en cultivos. El abuso de pesticidas llega a la esencia de una pieza de fruta, de verdura… Es de difícil control, pero si es posible y podemos elegir, sin duda nos beneficiará el cultivo ecológico.

Somos lo que bebemos. No me cansaré de reivindicar el poder del agua como el elemento sanador más potente y abundante que la naturaleza nos ofrece. Pero también debemos tener ciertos cuidados. He llegado a beber agua de grifo tan saturada de cloros que resulta imposible que tenga elementos positivos. Todo lo contrario. Hay que tener mucho cuidado en esos casos, pues en lugar de elemento sanador, puede llegar a ser lo contrario. El agua tiene la cualidad de impregnarse de las energías del entorno. Las retiene, tiene memoria. Un agua pura, con memorias positivas, se mezcla con nuestro ser (nuestra agua) impregnando con esa positividad hasta la última célula de nuestro cuerpo. Si ese agua, además de pura, ha sido tratada, cargada con energías vitales, el beneficio se multiplica por mil. Los beneficios de beber en abundancia agua pura son patentes. Salud, aspecto físico, optimismo, buena canalización de energías son los principales. El agua sana. 

Somos lo que vivimos. Es el punto menos concreto, mas abstracto. El entorno y las circunstancias influyen en lo que somos. Los problemas, los nervios, las decepciones, los fracasos, las envidias, las pérdidas, soledades... Junto con las alegrías, los amores, la tranquilidad, los triunfos, las amistades, las risas… Tienen el poder de formación de lo que somos, del Yo. La vida es una sucesión de experiencias positivas y negativas muchas veces necesarias. La forma de afrontarlas, las fuerzas que tenemos para ello, son la esencia de lo que somos. Nuestra forma de actuar ante los avatares de la vida forjan nuestra esencia. Vive coherentemente con lo que piensas. 

Evidentemente somos muchas más cosas que los cuatro puntos mencionados. Os ruego disculpéis la generalización. Cada caso y cada circunstancia es distinto y hace tomar unas decisiones u otras.

Feliz jueves.

Manuel


2 comentarios:

  1. GRACIAS MANUEL. LOS PUNTOS SEGUNDO Y EL TERCERO, LOS TENÍA MUY CLAROS PERO EL CUARTO... ¡CÓMO NECESITO TRABAJAR EL CUARTO!

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    1. Hola E.M. No soy el maestro swami, pero creo que puedo aportarte un rayo de luz a tu cuestión. Como bien dice Swami Manuel, somos el resultado de nuestras experiencias positivas y negativas, más aún de cómo llegamos a asimilarlas, para llegar a tener mayor estabilidad emocional. Para trabajar ese punto, sencillamente hay que vivir, experimentar las situaciones que se nos presentan, con tal de saber después administrar y gestionar las emociones que estas mismas nos generan. Si no estas acostumbrado/a a la meditacion, te recomendaría que lo hicieras un poco cada día, empieza con 10 minutos. No voy a decirte que dejes la mente en blanco o que no pienses en nada, pues es absurdo porque la mente está hecha para pensar. Sin embargo, si sobrevienen pensamientos, déjalos correr, que fluyan, que se acaben marchando. Durante la meditación hallarás respuestas a tus preguntas. Escúchate. Y si ese día no viene nada a tu cabeza, no pasa nada, al día siguiente vendrá. :)

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