La coherencia entre lo que hacemos y lo que nuestra alma desea hacer es una de las bases de la felicidad. Nuestra alma es la esencia pura de nuestra evolución. El alma es sabia y sabe exactamente lo que debes hacer para ser feliz. El problema es que las almas utilizan un idioma que es difícil de comprender. El alma se comunica con nuestro cuerpo físico no con palabras, sino con sensaciones, con energías elevadas.
Lo físico, el entorno, la familia, el trabajo, las normas sociales, las amistades, las influencias... son capas que van arrinconando el alma. Es un conflicto difícil de resolver. El alma quiere evolucionar, pero la sociedad, tal como está montada, muchas veces no le deja. Otras veces incluso llega a taparla de tal forma, que es anulada.
Cuando una persona va poniendo capas físicas a su alma, se crea una contradicción importante y aparecen bloqueos. La desubicación es el principal de ellos. El saberse en un lugar, en una circunstancia que no es la tuya, y tu alma te pide a gritos. Esa sensación es una mezcla entre tristeza, rabia y disconformidad. Algo en tu interior te dice que no hay coherencia entre alma y mundo físico.
Una persona puede amar a su pareja, tener un buen trabajo, una buena casa y familia y estar desubicada. No se trata de dejarlo todo y huir, se trata de dejar que tu alma se expanda. Se trata de quitar capas creadas que van tapándola poco a poco. Se trata de quitar manipulaciones y malas energías que no quieren que seas feliz.
Expandir el alma significa comprender lo que quiere. No reprimir lo que te dice. Liberar el alma es hacer cosas que quizás no has hecho nunca. Abrazar, demostrar tu amor, emocionarse, actuar ante injusticias, rebelarse. Liberar el alma es saber decir no y saber decir si. Es también agradecerle su existencia dándole energías, atrayéndolas. Al alma le gustan las energías universales, las energías de la tierra, de las plantas, del mar. Los miedos son los enemigos del alma. El alma agradece que agradezcas. Al alma le gusta ver que aprecias el presente, por duro que sea, las pequeñas cosas. El alma quiere que estés activa, que canalices energías y las devuelvas enriquecidas. Al alma le gusta que rías, que ames, que desees. El alma se enorgullece de tus actos nobles.
Busca esa coherencia y verás como te desbloqueas. La armonia con tu yo interior es uno de los grandes secretos.
Feliz día.
Manuel
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