jueves, 24 de octubre de 2013

Maltratos, posesión, miedos, síndrome de Estocolmo y liberación.



La época de la esclavitud, no tan lejana, nos resulta repulsiva. La posesión de una persona por otra. La compra de seres humanos.

La base del maltrato es la misma, la posesión. Eres mía/mío. Harás lo que diga, sino habrá consecuencias. 

En la época de la esclavitud, los castigos físicos y psicológicos eran constantes. Las personas que maltratan hacen exactamente lo mismo. Castigos físicos o psicológicos, o los dos a la vez.

Si eres una persona maltratada, sea del grado que sea, nunca pienses que te quiere, pero  "es así". Nunca pienses que cambiará.

Nunca, nunca nadie que te quiera con sinceridad querrá verte sufrir. Quien te quiera de verdad, intentará evitar tu sufrimiento aunque sufra más para conseguirlo. Quien te quiera de verdad, se alegrará de verte cada día. Le alegrará tu sonrisa. Quien te quiera de verdad te ayudará a crecer, nunca bajará tu autoestima.

La persona maltratada, muchas veces se cree merecedora de esos castigos. La constante bajada de autoestima que el maltrato provoca, consigue que se tenga un sentimiento de culpabilidad. Aparece el pensamiento de merecer ese castigo, de no poder hacer nada en la vida sin él. Dependencia total, no valgo para nada. Quien maltrata consigue sumisión. Miedos. Un síndrome de Estocolmo realmente diabólico.

La dependencia económica hace el resto. Atada a una persona sin posibilidad de salir.

Pero un día te das cuenta del maltrato, quizás al ver alguna noticia en la TV. Esos casos que siempre has mirado en la distancia pero que ahora te identificas con ellos.

A partir de ese día viene la época de liberación. Luchas contra tus miedos, intentas remontar esa autoestima tan dañada. Empiezas a hablar sobre lo que te ocurre. Felicidades, el cambio, la liberación la empezado. Necesitarás ayuda, búscala, la encontrarás. Hay mucha gente buena que te ayudará.

Quien se cree que eres su propiedad, intentará recuperarte, con falsas promesas y amenazas. Pero recuerda, ni te quiere, ni te ha querido nunca, ni te querrá. La cobardía innata en este tipo de personas hará que se esconda como una cucaracha si te ve arropada. No dejes que la situación se alargue. Corta vínculos, siempre arropada por los tuyos y las instituciones. No estás sola, no estás solo. 

Aquí estamos.

Feliz Jueves.

Manuel

No hay comentarios:

Publicar un comentario