miércoles, 22 de enero de 2014

Cómo meditar paseando



Cuando la meditación se convierte en costumbre, en hábito diario, resulta más fácil realizarla. Una excusa frecuente que se ponen para no meditar, es la falta de tiempo. Por ello hay que buscar a veces momentos o trayectos para meditar. Se puede llegar a meditar en el trayecto del autobús, metro, incluso andando. Es un entrenamiento mental que se consigue a base de constancia.

Para lograr ese entrenamiento, os aconsejo una sencilla meditación en el exterior. Para empezar, por ejemplo, en un parque. Si vamos a algún recado, al trabajo y de camino hay algún parque, es un lugar ideal.

Al entrar en el parque y como mensaje al interior conforme vamos a meditar, aconsejo que te pares y hagas unas tres respiraciones profundas, lentas. Esa es la señal que a base de repetirla en sucesivas ocasiones, facilitará a tu interior ponerse en "modo meditación".

Andaremos despacio y no buscaremos  dejar la mente en blanco (tema realmente difícil) sino centrar todos los sentidos en distintas cosas. 

Alza la vista y dirígete hacia hacia donde te sientas atraída. Por ejemplo un árbol. Acércate y tócalo con la punta de tus dedos. Acarícialo y céntrate en esa sensación. Piensa en la fortaleza de ese árbol, en su belleza, en la vida que contiene, en sus raíces profundas que absorben vida de la tierra. Toca el tronco ahora más intensamente, como intentando notar el movimiento de la energía en su interior. Visualiza que eres una con ese árbol. Tu mano, tu brazo, todo tu cuerpo se funde y formáis una sola unidad. Disfruta el tiempo que desees.

De nuevo, dirige tu vista a tu alrededor. Por ejemplo a una hoja de una pequeña planta. Lo mismo, tócala, con suavidad, acariciándola, nota su fragilidad y a la vez siente lo que es, el resultado de la vida, mira su color y de nuevo, fúndete con ella, inténtalo, toca la rama, toca la tierra como intentando seguir hasta las raíces.

Sigue andando, despacio y vas a repetir ese mismo método con cualquier otra cosa, una piedra, una roca, agua de una fuente o de un charco, tierra, hierba. Se trata de concentrar todos tus sentidos solamente en lo que alcanza tu mano y puedes tocar.  Y respira, que esa esencia de vida que te rodea llene tus pulmones.

   Con este sencillo método, si lo practicas con cierta regularidad, irás dominando tu mente y lograrás controlar estados de nerviosismo e incluso de ansiedad. Conseguirás entrar con más facilidad en estado de meditación, con los enormes beneficios que esto supondrá para tu cuerpo, tu mente y tu espíritu. Tu Aura y tus Chakras te lo agradecerán. Además atraerás mucha energía a tu interior.

No lo dudes, atrévete y en el siguiente trayecto a algún lugar, desvíate e invierte 15 minutos en ti.

Espero que te sea útil.

Gracias.

Manuel

3 comentarios:

  1. Gracias Manuel por enseñarnos otra forma de meditar.A veces cuando acabo la meditacion,me siento nerviosa y con ansiedad.A que se debe?.Un abrazo.Gran Canaria

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  2. Gracias!mil gracias!no sabia como meditar,ya qe encanta pasear x la playa,ya me sera mas divertido!y feliz!

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